miércoles, 29 de enero de 2014

Choque cultural

Hoy estaba en el parque paseando a Tito cuando nos encontramos con su amigo Benito, un frenchie negro súper lindo.

Estaban los dos tirados al sol relajadazos, cuando la cuidadora de Benito y yo comenzamos a interactuar con las personas en la banca de al lado. Eran una niña de 7, un niño de 4 y su cuidadora. Aparte, estaba el dueño de Benito, un niño de 3.

Primero hablamos con la niña y noté algo que es medio común en ese parque: los niños le tienen miedo a los perros. Y no me refiero a perros grandes, sino hasta este par de cachorros. Recientemente dos niñas gritaron como si hubieran visto al demonio cuando Tito se les acercó y no dejaron de llorar por un buen rato y luego lo siguieron con la mirada traumadísimas. Me da pena cuando los niños le tienen miedo a los perros, o a los animales en general, siento que como humanos nos estamos alejando demasiado de la naturaleza y ya no sabemos relacionarnos. En fin.

La niña le tenía miedo a los perros y poco a poco fuimos ayudándola a acariciarlos y acercarse a ellos, hasta el punto en el que ella quiso pasear a Tito sola, eso fue bueno.  Se notaba que era una niña buena, bastante amable y algo desconectada del mundo natural imagino que por su crianza (se notaba que era de buena posición económica lo cual probablemente implicaba un ambiente más controlado). Y tenía un acento un poco raro, de hecho sus papás eran de otro país pero no podía sacar cuál.

Luego de un rato se comenzó a pelear con su hermano por una botella de agua. y comenzaron a hablar un idioma que yo no podía reconocer. Al preguntar a su nana, me dijo que hablaban árabe. Bacán.

Después nos explicaron el problema: el niño no había sacado su botella de agua y tenía sed, y su hermana no quería invitarle porque decía que él había dejado la botella a propósito para que la de ella se termine y él aún tenga agua en casa. El niño le exigía que le dé y ella se negaba, se golpeaban un poco y la nana trataba de separarlos.

En un momento se me ocurrió intervenir y le dije al niño: "¿Pero le has pedido por favor? Pídele por favor y de seguro te invita." Y miré a su hermana buscando consentimiento, que no recibí. "Raro", pensé. El niño me miró y sin titubear me dijo: "No puedo pedirle por favor porque es mi hermana." Me quedé helada. No esperaba esa respuesta, esperaba un "no quiero", pero no un "no puedo".

Siguieron peleando y el niño tiró el scooter de su hermana y la amenazó con meterla a la ducha y mojarla llegando a la casa, pero ella no se inmutó porque tenía su agua y la estaba usando para limpiar su polo. Era increíble que usara el agua para su polo pero no para invitarle a su hermano, y a la vez que su hermano se sintiera en todo el derecho de tomar el agua solo porque él no tenía. Ella respondió que no le invitaría porque cuando ella olvidaba la suya, él tampoco le daba.

Yo veía esto sin creerlo. Su nana me explicó que ellos no podían pedir por favor ni dar las gracias y tampoco pedían perdón. Que los peruanos hacíamos estas cosas bastante, pero ellos no, y que tenían mal genio igual que sus papás.

Me quedé pensando en eso y me pareció increíble que sus papás voluntariamente estaban criando niños que se creían con derecho a todo y a la vez crecían tan resentidos. Y me asustaba la idea de que esta niña estaba siendo maltratada por su hermano físicamente y a la vez recibía amenazas y le parecía completamente normal, lo aceptaba y estaba tranquila mientras tuviera sus cosas. Me dio miedo por sus relaciones futuras. Y también por las de su hermano.

A la vez, me quedé pensando en cómo esos comportamientos son parte de su cultura y yo interferiría con la crianza que sus padres quieren darles de corregirlos. Y eso me ha pasado antes, no corregir a un niño por no querer interferir en cómo los quieren criar sus padres, sobre todo cuando provenimos de culturas diferentes, cómo podría interferir yo con eso. Pero, ¿dónde se traza la línea? ¿se deben tolerar comportamientos machistas (por mencionar algo) por ser parte de la cultura?

Muchas veces nos quedamos en shock por no entender cómo actúan otras personas en el mundo, porque a una chica la violan 12 hombres como castigo por enamorarse de alguien de otra religión, y terminamos tolerándolo por ser parte de su cultura, porque eso nos ayuda a justificar un comportamiento injusto y nuestro cerebro no quiere pensar en injusticias. Pero, ¿hasta qué punto? ¿realmente merecen tolerancia? ¿o debemos tratar de cambiarlos hacia conductas más saludables?

Lo que vi hoy no me pareció saludable, pero no puedo interferir porque no entiendo de dónde provienen esos comportamientos, cuál es su justificación o cómo son estas personas al final. De todos modos eran niños agradables. No sé, todo esto es una gran interrogante sobre dónde debo trazar una línea, dónde me estoy extralimitando e imponiendo, y dónde debo realmente intervenir, o si debo hacerlo en lo absoluto.

Odiaría ser como los colonos o los estadounidenses e imponer mis valores y costumbres por sobre todos sin tratar de entender a los demás, pero también odiaría sentarme con los brazos cruzados y ver cómo se cometen injusticias y violaciones de derechos. Supongo que con el tiempo podré determinar mejor estas cosas, solo espero no perder el criterio que comparto ahora. Por ahora, seguiré buscando esa línea.


lunes, 13 de enero de 2014

La crisis de las estrellas de mar

Hace no mucho fui a la playa con unas amigas y viví la siguiente experiencia:

Estábamos en Punta Hermosa buscando una pocita donde se pudiera nadar con tranquilidad, por lo cual nos alejamos del grupo grande de gente. En el camino a dicha poza -que no encontramos- vimos a unas señoras sacando estrellas de mar del agua. Mi reacción inicial fue molestarme, pero noté que eran trabajadoras domésticas y asumí que quizás necesitaban el dinero extra que obtendrían al venderlas, por lo cual decidí no actuar; así que seguimos caminando y fuimos a tomar sol un poco más lejos. 

De regreso, noté que las señoras seguían sacando estrellas, ahora inmensas y de más adentro, y que ahora las acompañaban dos señoras que obviamente eran sus jefas y parecían estar guiándolas, y niños, hijos de sus jefas. Entonces bajamos a ese pedacito de playa.

Nos acercamos a observar. Tenían aproximadamente 25 estrellas, algunas bastante grandes, sobre una roca y no sé cuántas más en un balde ya lleno. Los niños tenían más en sus manos y las trabajadoras también, y las estaban limpiando con un rastrillo, lo cual significaba raspar sus "pies" y como consecuencia evitar que puedan adherirse a una roca posteriormente. Era una masacre.

No pude más y tuve que hablarles:
-"Perdón, ¿qué están haciendo con las estrellas?"
Fui ignorada.
-"¿Para qué están cogiendo las estrellas?"- insistí.
-"Para decorar."- me respondió una trabajadora.
-"Lo que están haciendo está mal, están sacando todas las estrellas del mar y ellas son parte de un ecosistema que están desequilibrando."
Se quedaron algo aturdidas y me permitieron comenzar a regresarlas al mar. Conociéndome, traté de decirles un poco más sobre las estrellas de mar y su importancia, esforzándome por ser menos agresiva.

Entonces se me acercó una de las jefas, una señora de más o menos 35 años y se notaba que pudiente.
-"¿Por qué sería diferente sacar las estrellas del mar que los peces?"- preguntó en tono retador
-"Porque los peces los estás matando para nutrirte, mientras que a las estrellas las estás matando porque se ven bonitas. Además, las están sacando de forma desmesurada. Ustedes vienen a esta playa a disfrutar del mar y el paisaje, no a alterarlo. Deberían respetarlo y sentirse agradecidos por estar acá."
-"Pero no tiene nada de malo llevarse las estrellas a la casa, total están muertas."
-"No tendría nada de malo si se llevaran solo las muertas, pero muchas de las que se están llevando están vivas y cumplen con un rol."
Se fue.

A partir de esto, todos comenzamos a regresar las estrellas vivas al mar, que regresó para llevárselas, y estas personas se fueron.

Yo me quedé realmente alterada. Me metí al mar a pegar las estrellas en las rocas y tratar de calmarme. No podía contener la impotencia que me dan las personas que creen que por ser humanos pueden hacer lo que les da la gana con el ambiente. No podía entender porqué querrías tomar algo tan bello como una estrella y sacarla de su casa y matarla. Matarla, porque eso haces. Son las mismas personas que se creen con derecho a todo y tiran su basura en la playa, o no recogen la que encuentran porque alguien más se encargará de ello, y sienten que todo está para servirlos y nada nunca se va a acabar y de acabarse no es su problema ni su culpa. Yo no podía más con mi rabia y mi tristeza, porque sé que estas personas tienen más poder del que merecen. 

Al rato, regresó la señora jefa de las demás. Yo por fin había podido tranquilizarme un poco y me había echado, y ella se acercó a hablarme.
-"Lo que has hecho está mal, has humillado a mis empleadas."
-"Reconozco que a veces me exalto cuando se trata de estos temas y pido que les extienda mis disculpas si las he ofendido."
-"Está bien porque eres joven, pero ten cuidado. Yo cuido el ambiente y sé que ellas no entienden porque no tienen educación, por eso se les tiene que enseñar de otra manera. Yo iba les estaba dejando hacerlo pero luego las iba a parar y las iba a educar. También le enseño a mis hijos a respetar a los animales."

En ese momento tuve demasiadas ganas de decirle "YA HUEVONA. Seguro les ibas a decir que está mal cuando tuvieras 50 estrellas en tu casa para decorar y no quedara ninguna en esta zona. Y seguro respetas a los animales cuando me dijiste que era lo mismo llevarte un pez para comer que una estrella para decorar. Seguro es lo mismo recoger un perro de la calle y colgarlo en tu pared que alimentar a tu familia con un pollo. Ya huevona."

Pero me contuve. Solo le dije "Sí, la próxima vez les hablaré mejor", cuando en realidad mi problema era ella.

No podía más. Sabía que había regresado a lavarse las manos y quedar como la empleadora responsable social y ambientalmente, y que en su cabeza creía firmemente que había actuado bien y me había puesto en mi lugar. Aún pienso en lo que me dijo y reconozco que en parte tiene razón: soy pésima para educar. Tuve que estar demasiado conciente de todo lo que decía, porque en mi cabeza solo quería gritarle a todos y sabía que esa no era la solución, y aún tratando de hacer bien las cosas las hice a medias. Sé que todavía me falta mucho por recorrer. Pero qué rabia sentí de todos modos.

La lección a rescatar de esto es: por favor respeten la Tierra. Respeten el equilibrio natural de las cosas, no lo alteren solo porque pueden. Tienen un deber con la Tierra como habitantes, dense cuenta del mal que ya le hacemos, esfuércense por ser mejores y recojan la basura aunque no sea suya, no se lleven a los seres silvestres de la playa ni ningún otro lado, respeten. Respeten, por favor.

Y para mí: llevar Educación Ambiental es prioritario. Y aprender a comunicar mis ideas sin tratar mal a las personas. Y no querer pegarle a todos. Eso.

miércoles, 8 de enero de 2014

La Despensa

Estoy triste.

La Despensa está cerrando y no tengo dinero para comprar cuadernos de dibujo.

El año pasado pasé por unos meses tristes y cuando decidí que era momento de sentirme mejor, decidí engreírme. Entonces cogí el dinero que había ganado en Por M. y en vez de ahorrarlo o gastarlo en otra cosa, fui a Miraflores a comprar cosas de arte. Compré pinceles, estilógrafos y pinturas, pero lo más importante fue mi moleskine.

Fui a una librería en busca de cuadernos para dibujar tipo moleskine y encontré uno naranja que me gustó mucho y tenía un precio aceptable, S/.32. La verdad, me pareció un poco caro, pero mi fijación con el número 32 me hizo pensar que estaba destinado a llegar a mí. Y bueno, ese día no quería reparar en gastos. Lo compré. Era un cuaderno naranja de 192 páginas en blanco, tapa dura y con elástico (que ya no tiene). La marca era La Despensa.

Meses después quise comprar otro, esta vez para un regalo, porque quería compartir la dicha que me trajo el mío con otra persona. Y ya no lo encontré en esa librería, sino en la tienda oficial de La Despensa. Fue hermoso entrar y ver tantos cuadernitos de dibujo diferentes, no solo en colores y tamaños sino diseños. Y todas las demás cosas que vendían, se supone que iba a ir un ratito pero me quedé más de una hora, simplemente viendo todo (porque tanto dinero no tenía). Fue un bonito día.

El punto es que, La Despensa va a cerrar. Y  eso me pone triste porque por mucho tiempo he dicho que ya quiero acabar mi moleskine y comprar otro y juntar muchos, porque siempre me ha gustado apuntar todo, o mejor dicho, siempre me ha dado miedo olvidar. Y esto me deja capturar no solo palabras sino también imágenes. Y el punto es que pensaba que siempre tendría tiempo para juntar dinero, ir a Miraflores y elegir un cuaderno nuevo. Y no es así.

La Despensa va a cerrar pronto. Están liquidando las cosas, y una vez que se acaben no habrán más. Y no tengo el dinero para ir y comprar 10 cuadernos de una sola vez. Y eso me pone triste. No quiero dejar de documentar mi vida en cuadernitos. Y no tengo dinero. Y eso me pone triste.

Mañana iré a rescatar lo que pueda, si quieren dense una vuelta también: 
http://www.facebook.com/ladespensadesign



lunes, 6 de enero de 2014

Porno de venganza y la guerra contra Moore

Me gusta escribir, pero sobre todo me gusta leer. Por eso me gusta Tumblr, porque encuentro gente apasionada sobre diversos temas que escribe y discute.

Tenía uno favorito, era de una chica un poco mayor que yo que tenía un blog sobre sexualidad y respondía siempre sobre diversos temas, y a la vez subía fotos suyas de tanto en tanto.

Justamente por hablar de la sexualidad femenina de una manera tan abierta y por criticar conductas incorrectas, muchos hombres la odiaban. No les gustaba que esté tan cómoda con su cuerpo y le enseñe a otras mujeres a estarlo, no les gustaba que le enseñe a las personas sobre la importancia del consenso y a salir de relaciones tóxicas; no les gustaba que opine y más importante, que eduque.

Hace unos meses tuvo que cerrar su blog. Un hombre la había estado amenazando y llegó a publicar fotos suyas y datos personales como domicilio, trabajo y teléfono en una web dedicada exclusivamente a avergonzar a mujeres y acosarlas. Fue terrible, porque la comunidad perdió a una de sus mejores voces, y en este caso ganaron los malos.

Ahora, recién me entero de que es algo grande, muy grande. Había escuchado sobre el revenge porn o porno de venganza, en el que comunmente un ex despechado publica las fotos privadas que le mandaste, convirtiéndote en una herramienta de la pornografía contra tu voluntad. Y sabía que se buscaba legislar en contra de eso. Hoy encontré un artículo muy interesante sobre el hombre más poderoso de la pornografía de venganza y la guerra contra él, y también sobre lo grande que es este movimiento.

Recomiendo leerlo completo porque es muy interesante y espero que este hombre termine pronto en prisión: http://jezebel.com/one-womans-dangerous-war-against-the-most-hated-man-on-1469240835 

Me parece importante compartirlo porque normalmente cuando hablas de esto te dicen "Pero para qué se toma fotos así si no quieren que terminen en internet", culpando a la víctima y dejándola desprotegida ante las injusticias y hombres que tienen demasiado poder y disfrutan de ser victimarios. Y también me parece importante porque hay un doble estándar bien marcado en estas situaciones: si se trata de una mujer, como en el caso de Vanessa Hudgens hace años, ella queda como la "zorra" por tomarse fotos así, puede perder trabajos y ser marginada por años; pero si se trata de un hombre como Dylan Sprouse el mes pasado, él es valiente y queda como una anécdota chistosa, su carrera no se arruina y hasta vuelve a ganar importancia. Dejo claro que no creo que los hombres deban ser marginados por esto, sino que creo que las mujeres tampoco deberían serlo. Nadie debería ver su vida arruinada o en peligro por una foto desnudo, y quienes exponen estas fotos sin consentimiento deberían ser penados por la ley.

Bueno, acá el link de nuevo: http://jezebel.com/one-womans-dangerous-war-against-the-most-hated-man-on-1469240835

Léanlo.