miércoles, 12 de junio de 2019

Mudanza

Me mudé de la casa familiar hace un par de meses y quería escribir esto antes de irme, pero por el paso del tiempo no podré capturar la sensación y lo que no sabía - pues ahora lo sé.

Mudarme es algo que siempre quise hacer. 
Quería mi propio espacio, que fuera mío. Quería a mi familia, pero quería vivir en algo mío. 

Con los años, se convirtió en una necesidad. 
Mi pareja está prohibida de entrar a la casa de mis padres y han sido más de tres años teniendo que sentarnos afuera en la llovizna, comer paradas en el vestíbulo, tener que entrar solo yo a sacar mis cosas y dejarla esperando afuera 5, 10, 15 minutos sin que las personas adentro tuvieran consideración de que alguien me esperaba y por eso realmente no puedo hablar, tengo que salir. Sí quiero saber cómo estás, cómo te fue, pero tengo a la persona que amo esperándome afuera porque así lo quisiste y me parece inhumano todo esto. 
Me daba vergüenza y todavía siento vergüenza de saber que no sentían vergüenza de tratarla así.
Me sobrepasa, en verdad.

Por otro lado, yo les daba vergüenza a ellos por estar enamorada y en una relación con una mujer; así que mutuamente nos avergonzamos, ¿no?
No ha cambiado nada dos meses después.

La relación con mis padres está fragmentada desde hace 8 años, desde que decidí que querer a quien genuinamente quería era más importante para mí que su opinión.
No me arrepiento ni me he arrepentido nunca de ser fiel a mí misma. 
A veces todavía me invade genuino terror ante la idea de ir al infierno por esto, pero trato de pensar que Dios no mandaría al infierno a alguien por amar a alguien (pero qué se yo, quizás sí).
Igual quiero seguir siendo una buena persona, aunque aparentemente esté condenada desde ahora y no importará qué tan buena sea si no me arrepiento de estar con ella (y no me arrepiento, nunca me arrepiento).

Extraño poder hablarles. 
Amaba nuestra relación. 
Me encantaba echarme al lado de mi mamá y hablarle de los chicos que me gustaban, de las cosas que me emocionaban. 
Extraño poder echarme entre ellos a ver televisión. 
Extraño las noches en las que los 6 nos echábamos juntos a disfrutar de una serie y de nuestra mutua compañía.
Quisiera tener eso de nuevo.
Pero no lo tengo. 
Y mudarme no iba a cambiar eso. 
Esa cercanía podría recuperarse pero ya escapa de mis manos. 

Mudarme iba a cambiar cosas importantes: ya no tengo que llegar e irme de mi casa. Ya no tengo que dejar solo a mi perro tras verlo solo una hora. 
Ahora puedo llegar y quedarme. 
Estaba exhausta de tener que llegar e irme, de siempre ser una invitada. 
Nunca nada era mío. 
Siempre pidiendo permiso, cuidando mis bordes. 
No era mi casa. 

Ahora es mi casa y eso me hace feliz. 
No extraño mi hogar porque lo que extraño lo perdí hace años. 
Llevo demasiado tiempo extrañándolo como para que esta mudanza cambie cómo me siento. 
Solo me siento feliz todos los días. 
Todos los días me siento agradecida, a veces pienso que vivo en un regalo del cielo. 
Me sobrepasa la felicidad de despertar a su lado y al lado de Tito. 
De ser los tres juntos caminando mientras el sol baña las flores naranjas. 
Guardo esas imágenes con demasiado amor en mi corazón. 

Quisiera tener a mi familia de nuevo. 
Por mucho que digan que no cambia su amor por mí, veo su asco cuando hablo. Sé que no me quieren escuchar porque me lo han dicho. 
No quieren conocerla y por tanto no quieren conocerme. 
¿Cómo perderse algo tan importante para mí y aún así decir que me quieren?
¿Si no me quieren conocer?

La mudanza no ha cambiado eso, aunque tenía la esperanza de que sí. 
De que ahora sí nos hicieran parte de la casa. 
Pero no tenía demasiadas esperanzas, así que no ha sido una gran desilusión. Solo una pequeñita.
¿Y qué es una pequeñita desilusión contra tanto amor y felicidad?
No es nada, no es nada. 




10 años

Hace más de un año no escribo y también este blog ha cumplido 10 años.
Es un poco increíble, es una de mis cosas favoritas en la vida.
Me encanta saber que existe una recopilación de mis ideas de los últimos 10 años, aunque cada vez haya recopilado menos. Me gusta recordar algo y poder buscarlo y leerlo tal cual, porque el paso del tiempo no deforma el recuerdo si está escrito. 
Siempre me encuentro pensando “quisiera escribir sobre esto”, pero ya nunca me siento a escribir.
Sí, migré a todos medios (ilustradoporm en instagram y facebook), pero no llegan a ser tan íntimos como esto. Aquí sí me puedo explayar; pero no lo hago.
Escribir es importante, y lo he olvidado. 

A veces pienso en que llegará el día en el que cierren este servidor, que un día podría entrar y no encontrar nada y perder diez años de recuerdos; sería terrible. Esto es algo que querría mostrarle a mis hijos, particularmente a mis hijas: esta era su madre; tuvo miedo, fue valiente, tenía ideas, se equivocó, hizo berrinches, creció. 
Me gusta que exista esto y pueda ver mi evolución. 
No quisiera perderlo. 
Me gustaría hacer un libro recopilando esto y que incluya los comentarios, que incluya las imágenes y las canciones. Es transmedia al fin y al cabo cada vez que ponía un link para escuchar mientras leían. 

No digo que escribiré más, pero me gustaría terminar los borradores que llevan 3 años guardados. 
No creo que alguien lea esto pero no lo hago por el público, lo hago por mí. Esto es mío y esto soy yo. 

Igual tener seguidores fue bravazo y me ayudó a aprender a compartir mis ideas y recibir críticas, a defender mi postura y a investigar más para ser mejor. 
Me gustaba cuando esto era ampliamente compartido y podía llegar a personas que se sentían como yo o quizás necesitaban escuchar lo que estaba diciendo. 

Me ayudó a darme cuenta de que mi voz y mi punto de vista eran importantes, cosa que siempre me ha sido fácil olvidar por sentirme muy común. 
Todavía me siento así, pero mi insight es importante.
Ahora soy consciente de que hablar de las cosas que hablaba hace 10 años no solamente no era común, sino era pionero. 

Si hace 10 años hubiera pensado en quién soy ahora me habría equivocado muchísimo. 
Mis valores son los mismos, pero mis decisiones dieron un vuelco.
Pensaba que estaba condenada a estudiar algo que no quería, quería un esposo y tener hijos, una casa; aunque lo que realmente quería era ser ambientalista y ayudar al mundo, pero estaba aterrada.
Todavía me da miedo tomar grandes riesgos, pero por lo menos siento que soy más fiel a quién soy y tomé las mejores decisiones para mí, aún si no fueron siempre bien vistas por quienes eran más importantes para mí.
Y tener este espacio me ayudó muchísimo a encontrar esa confianza. 
Me ayudó a discernir qué quería, a pensar realmente a profundidad quién era, a cuestionar lo que siempre había asumido como cierto: la heterosexualidad es lo único que puedes vivir aunque no sea quien eres, una carrera común es la única manera de ser exitosa, el amor romántico es lo que debes encontrar y tener una familia es obligatorio. 
Todo eso lo rompí a los dos años de tener este blog. 
Porque no era quien soy, porque me hacía sufrir. 
Y antes había estado tan dispuesta a seguir con la corriente porque no conocía otra cosa aunque sentía dentro de mí que no era yo.

Estoy feliz con quien soy. 
No tengo la gran carrera que quiero pero siento que puedo alcanzarla. Aún a veces siento desesperanza, pero en general estoy agradecida conmigo por elegir lo que hice.
Estoy compartiendo mi vida con la mejor persona que conozco, comparto mis dibujos con desconocidos que los aprecian mucho, confío más (aunque no lo suficiente) en mis capacidades.

Me da curiosidad saber quién seré en 10 años más, confío en que seré mejor que ahora y es algo que no puedo predecir. Ya veremos en 10 años. :=