domingo, 15 de agosto de 2010

3 historias de cáncer y un final indeseado

Él tenía 3 años cuando le descubrieron el tumor. Fue en un chequeo de rutina, de esos que les hacen siempre a los niños. Fue completamente inesperado y las noticias eran muy malas: estaba en su cerebro y parecía agresivo.
Sus papás comenzaron con el tratamiento en ese mismo instante. Arreglaron todas las citas para la quimioterapia, buscaron a los mejores doctores, hicieron de todo para ayudarlo.
Mientras tanto, él cursaba el nido como si nada, tenía muchos amigos y jugaba como cualquier niño. Era diferente, sí, siempre usaba un gorro que tapaba sus cicatrices y desaparecía por periodos.
Decidieron que lo mejor sería seguir con el tratamiento en EEUU, por lo que empacaron y se fueron.
Fueron meses de intenso tratamiento, pero la enfermedad siempre fue más fuerte.
En sus últimos días quedó ciego gracias al tumor, aún así seguía siendo el niño más alegre del pabellón. Un día miró a su madre, que estaba a su costado como siempre y le dijo: "No estés triste, yo moriré e iré al Cielo y nos encontraremos ahí. Te voy a esperar."
No sé si lo dijo porque creyó todo lo que le dijeron sus padres o en momento de sabiduría que tienen las personas en sus últimos momentos, pero ciertamente le trajo paz a todos.
Murió el Día del Niño del año '99.
Tenía 6 años.

Ella también fue muy sana, hasta que cumplió 9 años. Ahí fue cuando le detectaron el cáncer, de ovarios si no me equivoco. Estuvo bajo tratamiento por un tiempo en EEUU y se curó. Regresó a Perú, entró a un nuevo colegio y le fue muy bien por años.
El año pasado se puso mal un día en el salón, fue al baño sola porque no quería preocupar a nadie y vomitó ahí. Regresó cómo si nada y sonriendo cómo siempre. Una amiga la había escuchado y la delató con buenas intenciones, estaban preocupadas por ella. Un par de horas después la mandaron a su casa, se despidió y dijo que las vería al día siguiente. Fue la última vez que la vieron.
Supieron luego que le había vuelto el cáncer. Pulmón y demás cosas conectadas por los ganglios. No le daban más de un mes. Había estado perfecta por años y de pronto le quedaba sólo un mes.
En ese tiempo se fue de Lima a su ciudad natal, hasta que se puso mal y tuvo que volver. Hizo cartas a sus amigas, ordenó las cosas y murió. La noche en que sus amigas se graduaban, ella dejaba la Tierra.
Tenía 17 años.


Ella tenía 39 años cuando le detectaron cáncer de mama. 39 años y dos hijas. Se sometió a tratamiento por 6 meses y cuando le dieron el visto bueno, volvió a EEUU. Allá vivía con su familia, pero tenía seguro de vida peruano y por eso se trataba acá.
Estuvo bien hasta que se volvió a encontrar un bulto en marzo del año pasado. No vino hasta junio, quizás dejó demasiado tiempo. Los análisis dijeron que tenía un pequeño tumor cerca de la axila y por encima del pulmón izquierdo, pero estaría bien. Se trató 6 meses más, en los que no vio a sus hijas, y volvió a su hogar.
Sólo estuvo ahí dos meses antes de volver a encontrar un bulto.
Vino en febrero, cerca de la mitad del mes, y se hizo análisis, como siempre. Le dieron los resultados la primera semana de marzo: nódulos en el hígado y un coágulo en el riñon. Parece que el cáncer ataca de nuevo.
Todos se prepararon mentalmente para apoyarla y comenzaron a buscar el dinero para hacerlo. Idearon muchos planes de cómo atacar a la enfermedad esta vez, llamaron a muchos doctores y especialistas, estaban listos. Ella seguía bien.
Un jueves se puso mal, no podía respirar. El viernes estaba estable, mejor. Aún así, llamaron a su familia y les pidieron que vengan lo más rápido posible, no duraría más de una semana. El sábado en la mañana estaba muy débil, empeorando rápidamente. Todos llamaban desesperadamente a su doctora, que prometió estar siempre pero ahora decía "es fin de semana, estoy con mi familia". Se suponía que comenzarían un tratamiento para ayudarla el sábado pero cuándo le preguntaron al personal por qué no comenzaban, decían que la doctora no les indicó nada. Ella respondió "Seguro me entendieron mal, les dije que lo hagan." Sin importar cuántas veces la llamaron para pedirle ayuda, ella no volvió. Cada vez se ponía peor y ella se limitaba a dar diagnósticos por teléfono. La enfermedad ganó el sábado en la noche, su doctora nunca apareció.
Horas después, llegaron sus hijas y su esposo. No la habían visto en más de un mes, llegaron para encontrarla muerta.
Tenía 42 años.


Para él son 11 años hoy.
Para ella, 8 meses mañana.
Y para ella, 5 meses el viernes.


El cáncer ganó estas tres batallas. Es una pena, es una enfermedad horrible que puede agarrarte por sorpresa. Deja heridas en quién la sufre y en todos sus familiares y amigos. Deja a todos confundidos, en negación, preguntándose ¿qué podría haber hecho para que no termine así?
Millones de personas se enferman cada año, miles pierden contra él.

El cáncer ganó estas tres batallas, pero no siempre tiene que ser así. Se puede tratar si se detecta a tiempo. Puede parecer exagerado revisarse desde jóvenes, pero nunca está de más prevenir.
Y hacer de todo para evitar contraerlo, por lo menos todo lo posible. Comer sano y tantas cosas para llevar una vida saludable. No te asegura nada, pero no está de más.
No hay que rendirse contra él, hay que pelearla hasta el final.
Hay que conseguir un equipo médico apto, dispuesto a pasar noches en vela por el enfermo, tratando de hacer todo lo posible por el paciente.

No es sólo una vida la que se pierde, son muchas las que se ven afectadas y pierden el rumbo. Que se detienen como si el tiempo hubiera parado para dejarlos sufrir su pérdida. El mundo se detiene para ellos, pero en realidad sigue adelante y hasta los deja atrás.
El cáncer sigue ganando día a día, espero que pronto podamos ganar.

Esas son 3 personas que no volverán, simplemente quisiera que sus muertes no hayan sido en vano, que todo el dolor que trajeron sirva para motivar aún más a la gente y acercarnos a una cura definitiva.

(Perdón si ofendo a alguien contando las historias, sé que nadie me dio el derecho de contarlas, pero creo que al hacerlo yo también puedo sanar.)

1 comentario:

Anónimo dijo...

me dejaste media estúpida..